Lágrimas de selva es un canto poético a la ruina, un viaje donde convergen la memoria y la desolación. La autora transforma el trayecto en un reclamo interior: la tierra enferma y, con ella, quien la habita. Cada poema traza un mapa de sombras, donde las voces de los ancestros murmuran su advertencia y la pérdida se vuelve palpable.

Aquí, la existencia es obsesión y testimonio. Las imágenes emergen como vestigios de lo que se desvanece y, al mismo tiempo, de lo que aún resiste. En cada palabra hay un latido, una herida abierta en la carne del paisaje: los dedos mutilados del suelo, las venas expuestas de América Latina, cicatrices que supuran historia y despojo.

Lágrimas de selva es una mirada que denuncia, una voz que insiste en nombrar lo que duele, lo que persiste, lo que agoniza.